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martes, 5 de febrero de 2013

Pensamiento crítico y artes marciales

Resulta a veces realmente difícil el tratar estos temas o hablar de ellos sin recurrir a cierta crítica sobre el panorama marcial de hoy día, sea ésta de carácter constructivo o no.

Lo cierto es que hay mucho sobre lo que hablar y la prudencia o el bien hacer de algunos puede derivar en cierto silencio bien medido sobre ello, ya que pese a lo que pueda parecer aun se conservan intactos aquellos principios básicos sobre educación y respeto al resto de la comunidad, aunque vivamos en una sociedad competitiva y de suma arrogancia, es en el individuo donde realmente se hace latente la visión que cada uno tengo del mundo. 

Todos somos conscientes de que nuestras amadas artes marciales están pasando por un momento muy duro, ya sea debido a la falta de fe de los neófitos en el tema o a la gran cantidad de vendedores de únicas verdades que deambulan por éste terreno, tan yermo a veces, de unión y respeto mutuo por el trabajo de otros.

Desde las tan sabidas luchas internas entre asociaciones o federaciones por un liderazgo motivado por el ego o las ganancias económicas, del que afortunadamente tantos profesionales íntegros se están alejando,  a las siempre eternas rivalidades entre sistemas o artes, que derivan del mismo pretexto; cualquier cosa por ganar alumnos, porque un alumno es ante todo una cuota mensual.



Sin dejar de recordar a los oportunistas de turno que bajo el velo de la ignorancia intentan vendernos que son los dignos sucesores de un antiguo maestro del  tibet o de un antiguo actor de artes marciales.
Es por ello que a veces dejamos de lado la objetividad y creemos que esto es un caos donde se mezclan de la misma forma oportunistas, vendedores y violentos líderes necesitados de seguidores. 
Pero... ¿no difiere tanto este modelo de cualquier otro en el que nos movamos de nuestro entorno?, es decir ¿no encontramos esto en cualquier empresa? ¿en cualquier deporte? ¿en cualquier partido político o religión?

Se hace necesario desarrollar un pensamiento crítico, capaz de discernir entre lo que es provechoso para nosotros o lo que tan solo nos convierte en algo de lo que aprovecharse otros.  Porque sin duda muchos han hablado y escrito sobre este tema, escritores y filósofos que durante su vida cuestionaron la forma y el  modelo de las A.M. pero sin duda, pocos alumnos y maestros parecen haberlos leído, o al menos haberse cuestionado alguna vez sus propias motivaciones frente al espejo.  No puede existir un arte marcial si detrás de ella en vez de existir una mente formada, experimentada y sobre todo capaz de autocriticarse a sí misma, solo hay un espacio vacío donde solo el eco de sus propios dogmas resuena.

Solo el alumno que se forma, que estudia, que experimenta, que comparte y que sobre todo investiga guiado por una mente abierta puede llegar a alcanzar algo más que el desarrollo de unas cualidades físicas tan fugaces en el tiempo como un pestañeo.  Y en este camino sin duda no hay espacio para maestros, parafraseando a un reconocido artista marcial solo existe un maestro y estamos muy lejos de él.

Es por ello, más que necesario, vital, el que el alumno sepa autoformarse tanto a nivel marcial como personal, que desarrolle el carácter crítico y el pensamiento racional, que estudie e investigue, no solo en otros sistemas u artes, sino ademas en campos paralelos como la filosofía o la psicología, la sociología e incluso la historia. Ya que en determinados momentos no basta tan solo saber luchar para defendernos, también hay que poseer cierto conocimiento que nos ofrezca una base fuerte y consistente sobre la que posar lo que realmente somos, que va más allá de nuestro cuerpo. 
Muchas batallas pueden ser ganadas antes de cualquier confrontación física y muchas batallas igualmente se desarrollan en otros niveles diferentes al físico.

Desde las confrontaciones verbales, a las maniobras de marketing o a la captación para sectas o grupos de carácter religioso o de cualquier otro, la lucha es mucho más amplia de lo que pueda parecer a priori, y no importa lo bueno que seamos lanzando patadas o con la lucha suelo, es en nuestra mente donde se desarrollan diariamente las batallas donde más tenemos que perder, las heridas físicas son más fáciles de curar que las psíquicas.


Si miramos más allá de la parafernalia de moda veremos que desde El Arte de la Guerra hasta La República de Platón, tratan sobre la importancia de poseer una mente experimentada, formada y autocrítica, capaz de crecer y de examinar tanto su entorno como así misma. No basta con ello con aferrarse a doctrinas orientales, en occidente tenemos mucho que ofrecer igualmente, sino de abrir la mente y ser capaces de absorber el conocimiento que nos es útil; desde Confucio a Kant o desde el zen a la psicología evolutiva, aprender y evolucionar no deberían de tener límites ni dentro ni fuera del gimnasio.
Por ello se hace vital intentar hacer lo posible desde nuestro rol de instructores, profesores o maestros intentar hacer ver al alumno la importancia de tener una visión abierta hacia el aprendizaje sin obstaculizar dicha visión con parámetros erróneos que solo buscan afianzar una conducta totalmente egocéntrica e interesada que solo hace daño a la comunidad marcial. 

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