Podríamos definir la autoexpresión como el
conjunto de características propias y genuinas del individuo que lo hacen
original y único a la hora de expresarse, ya sea física como psicológicamente
dentro de un marco determinado de expresión.
Es decir, y cogiendo como ejemplo la escritura
(caligrafía), cada uno tiene un tipo
propio de letra, algo innato, pues aunque aprendemos el significado de
ellas y su forma, a la hora de escribir, cada cual utiliza un trazo diferente,
hace suyo el conocimiento y lo expresa de una forma genuina. De igual forma todos conocemos que puede
simbolizar una sonrisa, aunque no haya dos sonrisas iguales. Hay ciertas conductas
aprendidas que de forma natural las hacemos nuestras; el caminar, el hablar, el
reír, todo aquello que en cierta forma sea una forma de comunicación, incluida
nuestra capacidad de expresión artística.
Sabemos que el campo de la expresión es muy amplio y que determina
nuestra relación tanto con el mundo que nos rodea como con nosotros mismos.
Mientras que la expresión en sí puede ser dogmatizada,
creando un patrón para que todo el mundo siga el mismo esquema, la
autoexpresión requiere de una implicación directa del alumno en lo que aprende,
y un marco donde la comprensión y el entendimiento son más importantes que la
mera repetición como sistema de aprendizaje. El alumno no es un vaso vacío
donde verter el contenido sino un ser con particularidades y experiencias propias
que debe determinar su propio contenido.
La autoexpresión, tal como la entendemos
dentro de nuestro programa no es más que el desarrollo psicomotriz genuino del
alumno dentro de un marco de expresión concreto, en nuestro caso, dentro de las
artes marciales o el combate, concepto estrechamente unido con el de autoconservación,
ambas particularidades que compartimos todos los seres vivos, serán lo que
determine nuestras victorias no solo en el aspecto físico de una confrontación,
sino en el nivel psicológico, cabe recordar que la mayoría de las veces cuando
hablamos de confrontación o de situaciones de peligro no solo hablamos del
combate “marcial”, sino del día a día y de los problemas con los que nos
podemos encontrar en nuestra vida social.
Es por ello igual de importante el trabajo tanto a nivel físico como
psicológico del individuo, estudiando no solo las defensas físicas sino psicológicas.
Las conductas instintivas, el primer reflejo,
la primera acción es aquello que somos, podemos potenciarlo y crecer siendo nosotros
mismos o bien luchar contra ello intentando ser otra cosa diferente, o peor aún,
intentando ser una copia de otro.
Para una mejor comprensión del esquema remitimos al artículo Neurociencia y Artes Marciales
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