Hacer hincapié en este aspecto de nuestra forma de entender tanto la defensa personal como las artes marciales es una apuesta por el desarrollo personal del alumno y por su crecimiento, no solo físico, sino intelectual. Entendemos que de nada sirve desarrollar uno sin lo otro, sin la comprensión científica del movimiento, éste queda relegado a un simple ejercicio de repetición que podrá ser olvidado con la falta de práctica, sin embargo cuando adquirimos el conocimiento del “¿por qué?”, ese conocimiento queda almacenado en nuestra memoria.
Todo sistema u arte parte de un concepto elaborado a partir de una necesidad concreta, es la idea base la que genera la parte práctica o técnica de cualquier sistema.
Los conceptos no son excluyentes, son ideas concretas para situaciones concretas, por lo que son totalmente compatibles, son las personas las que convierten los conceptos en dogmas aunque esto vaya en contra del sentido común.
Un ejemplo de esto lo encontramos en cualquier arte marcial que parte de la idea base de un individuo de realizar una serie de movimientos pensados exclusivamente para él mismo y su mecánica corporal, con el tiempo enseña “su” sistema y se convierte en el sistema de otros, que no llegan a comprender por qué si su sistema es el mejor hay tantos otros que proclaman lo mismo, de igual forma que en las religiones los sistemas nacen de las necesidades de ciertas personas, y como cada persona es diferente los conceptos que forman ciertos sistemas también lo son. Para encontrar nuestro propio sistema hay que partir de los conceptos, como en filosofía, se estudian otras ideas para luego construir la nuestra propia, que puede tener semejanza a las estudiadas o ser totalmente diferente, ya que pese a tener puntos en común de igual forma también poseemos diferencias notables. Tan solo de la acumulación, estudio, autoconocimiento, desprendimiento y libertad podemos conseguir crear una hipótesis propia y que en parte, y solo en parte, pueda ser extrapolable a otras personas.
Un concepto para ser considerado como tal debe partir del método científico, y tener una base fundamentada en el conocimiento de la mecánica corporal y la anatomía así como de las respuestas psicofísicas a determinados estímulos externos. Por lo tanto un concepto no es algo místico, sino tangible y demostrable tanto en su teoría como en su práctica.
El último estadio del concepto es la aplicación, todo concepto relacionado con la práctica de artes marciales o defensa personal debe ser aplicable a la realidad y por cualquier persona en las circunstancias que dicho concepto exponga.
Ejemplos; concepto de línea central, piramidal, palanca, bajada de guardia, finta, etc.