
De la misma forma, intentamos ver el movimiento como algo inherente a nuestra condición humana, no creemos que haya una forma japonesa o china de moverse, entendemos que el movimiento es universal, no importa de dónde provenga uno u otro movimiento, todos poseen la misma base mecánica, el cuerpo humano y la capacidad de éste de expresarse.
Nuestro enfoque trata más de disfrutar del conocimiento que de infravalorarlo según ideas preconcebidas, por ello diferenciamos claramente nuestras tres perspectivas de entrenamiento que aunque estén delimitadas por el fin, forman parte del mismo concepto, ser uno mismo a través del movimiento marcial.
No existe conflicto cuando el alumno comprende que las artes marciales poseen un abanico de facetas muy amplio y son ellos los que deben aprender a diferenciar dichas facetas, no sacrificamos la belleza del movimiento por la eficacia de éste, ni sacrificamos la eficacia por la belleza, cada movimiento tiene su momento, su sitio, y sobre todo su sentido. De la misma forma que las herramientas, aprender la función de estas es esencial durante los entrenamientos. Belleza, deporte, diversión y eficacia no deben ser exclusivas en ningún momento, enfocar toda nuestra atención en una faceta y olvidarnos de las otras es perder la perspectiva de lo que son las artes marciales, y en consecuencia, de lo que significa autoexpresarse o ser uno mismo. Nadie está enfadado siempre o extasiado a no ser que sufra de algún tipo de trastorno. La vida está llena de situaciones diferentes, el carácter de una persona es variable, de la misma forma el movimiento forma parte de nosotros y nos identifica, no nos limitamos, evolucionamos.
La belleza, la eficacia, la diversión, el deporte, son palabras que limitan, cuando las palabras dejan de ser palabras y se transforman en conceptos dejan de tener límites y se transforman en herramientas útiles para construir sin límite alguno.
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