Pocos sistemas de autodefensa
enseñan a utilizar esta peculiar técnica de autodefensa, la capacidad de salir
de situaciones violentas mediante el uso de la palabra calmada y firme, y que
con un acertado uso puede ayudarnos a salir de multitud de situaciones que a
priori pensamos que pueden acabar en una acción violenta. La utilización de la palabra como
sistema de autodefensa, y no nos referimos a kiais de ningún tipo, parte de nuestra capacidad dialéctica y de
comunicación, donde es muy importante tener una mente despierta y una capacidad
de vocabulario y de razonamiento que muestre seguridad y sea capaz de
calmar al posible agresor.
Desgraciadamente esta herramienta es muchas veces
anulada por nuestro ego o falso orgullo, donde se tiende a imponer la
superioridad por medio de levantar el tono de voz, gritar o insultar, lo que
produce que la situación se torne aun más violenta hasta el posible
desencadenamiento físico.
Como ya hemos tratado en varios
artículos, la importancia del aumento hormonal en este tipo de situaciones hace
que cueste tener un control total sobre nosotros mismos, por lo que aquí
trataremos varias pautas que nos pueden ayudar a mejorar nuestra capacidad
defensiva en estas situaciones.
La importancia de la respiración
parece ser un tópico al hablar de artes marciales, pero no por ello le resta
importancia, saber respirar es esencial para calmar el aumento de adrenalina y
apaciguar los nervios, una respiración profunda y pausada será la clave inicial
en este tipo de situaciones donde todo comienza con un enfrentamiento verbal.
De igual forma, mientras hablamos
también es de ayuda no enfocar la confrontación desde un plano personal,
intentando ser objetivos y ver la confrontación como si no fuese con nosotros,
a nivel mental esto evitará acrecentamientos de nuestro ego y evitaremos que la
sensación de orgullo nos nuble la visión. siempre claro está que mantengamos
una distancia de seguridad que posibilite el hecho de defendernos si el uso de
la palabra y la razón no dan resultado.
No hay que olvidar que la mayoría
de enfrentamientos físicos que empiezan por un enfrentamiento verbal (en
principio no hay por ninguna parte deseo de llevarla al plano físico) es causa
de "dos" es decir, al no partir de un deseo de violencia física por ninguno
de los lados este llega por la incapacidad de frenar ciertos impulsos
violentos, se cumple el dicho de dos no pueden si uno no quiere.
La capacidad de nuestro ingenio
resulta muy importante, a veces no solo se puede salir de una situación de
violencia verbal sin llegar al terreno físico, sino que además podemos salir
vencedores de ésta, tan solo siguiendo las pautas anteriores y utilizando la lógica
y la razón, no todos los enfrentamientos están destinados a terminar con
violencia física, pero si es cierto que muchos llegan a esto por la incapacidad
de saber movernos en ese terreno ya que casi ningún dojo o escuela nos prepara
para ello convenientemente. Posiblemente porque resulta mucho más llamativo el
golpear que el hablar.
Vivimos tiempos donde la
violencia parece ser la panacea a todas las situaciones y no nos paramos a ver cuándo
es realmente necesaria, olvidando muchas situaciones que no requieren de
nuestro talento marcial para salir de ellas, sino de nuestra capacidad de ser
seres racionales, olvidando inculcar en el alumnado este hecho y priorizando la
parte física por encima del entrenamiento dialéctico donde parece ser solo
basta con pequeños consejos poco funcionales y en su mayoría insuficientes.
Todos podemos tener un mal día,
pero no por ello deberíamos de buscar desahogarnos con el primer desconocido
con el que discutamos, llevemos o no la razón.
A veces para ganar una pelea debemos empezar
perdiéndola.